Liga de Fútbol Valle del Chubut

Liga de Fútbol Valle del Chubut

Como consecuencia de este renovado entusiasmo, las comisiones directivas de los clubes —que habían pasado así mismo por un proceso de renovación—, se dieron a la tarea de refundar la Asociación de Fútbol con fuerte compromiso, en la inteligencia de que esto era de vital importancia para la salud del deporte a nuestro nivel local, y para llevar adelante la organización y puesta en práctica de los campeonatos regionales. Sin embargo, esta no fue una tarea fácil.

Por el contrario, los trabajos en este sentido se extendieron durante tres años, tiempo que no redujo el entusiasmo de los grupos interesados en su consecución, que encontraba en el Escribano Piattini Colombres a la figura más pujante en esa dirección, quien venía batallando de manera sostenida en el contexto futbolístico local para que este deporte canalizara de una vez por todas su desarrollo oficial y su estatuto legal por la senda correcta, al punto de que a él corresponde la redacción de los estatutos de la nueva entidad. Bajo su arbitrio, además, la cordura volvió a primar entre los dirigentes de los diferentes clubes. Gracias a ello el 15 de agosto de 1942 en el edificio de ejercicios físicos del Colegio Nacional de Trelew,15 se reunieron los representantes del Club Social y Deportivo Madryn, del Club Atlético Germinal, de Racing Club, del Club Atlético Independiente y del Club Argentinos del Sud, las cinco instituciones intervinientes en el Campeonato, a quienes se sumaron los del Club Deportivo Dolavon.

En la ocasión se construyeron las bases de la Asociación Deportiva del Valle del Chubut, la entidad madre de la que con posterioridad se denominó Liga de Fútbol del Valle del Chubut. Luego de una larga sesión en la que fue designado presidente el Señor A. A. Vázquez, los asambleístas votaron por la moción de conformar una Comisión compuesta por personas de reconocida trayectoria, probidad y capacidad deportiva, y que contaran con la particularidad de no estar directamente relacionadas con ninguna de aquellas instituciones futbolísticas de la zona que participaban en los campeonatos, y por lo tanto, que fueran ajenas a las pasiones y las rivalidades que se venían suscitando o pudieran suscitarse entre las mismas.

Se buscaba con esto ponerle un corte a la indisciplina, al juego brusco y a los fallos parciales que venían siendo moneda corriente de antaño, y que eran las causas recurrentes de las repetidas rupturas que venía sufriendo la organización del fútbol zonal. Tras sucesivas reuniones, finalmente, el Consejo Directivo quedó conformado por los siguientes actores: Antonio Ángel Vázquez, Presidente; Pablo Pedro Tártara, Vicepresidente; Egidio L. Ambrosini, Secretario; Rodolfo Vilches, Prosecretario; Erasmo Finochietto, Tesorero y José A. Lizarraga, Protesorero.

ALGO QUEDÓ CLARO

Siguiendo con una larga tradición, aquella que le dio ingreso masivo al fútbol zonal a través de su presentación en las festividades oficiales de los diferentes grupos que componían la sociedad local, con motivos de un nuevo festejo del 9 de Julio de 1943, la Liga logró hacer incluir en el programa de actos la realización de un enfrentamiento entre dos combinados de la zona, que disputaron 12 medallas de plata donadas por el Mayor Ernesto Pedernera, Presidente de la Comisión Organizadora de Fiestas Patrias.

A partir de allí, desde el año 1943, la Liga de Futbol del Valle del Chubut fue la encargada de organizar los campeonatos.
El primero de esta etapa dio comienzo el 13 de junio con la participación de cinco instituciones: Independiente, Racing, Germinal, Deportivo Madryn y Argentinos del Sud, llegando a su término el 3 de octubre, fecha en la que el National Racing Club se consagró campeón.

A esta altura de los acontecimientos algo estaba claro: desde aquel comienzo improvisado en algún potrero polvoriento, la sociedad local y el fútbol con ella había crecido y se había complejizado, y para estar a la altura de las circunstancias el deporte valletano debía -si se nos permite la imagen-, ponerse los pantalones largos, construyendo tras arduas negociaciones no exentas de tensiones y enfrentamientos, el consenso necesario para apuntalar un organismo central que le diera forma y cauce a las iniciativas parciales de las diferentes entidades, reforzando su reserva de potencia y de posibilidad gracias a la cual nuevos actores y nuevos clubes se sumarían, como afortunadamente ocurrió hasta llegar a nuestro presente.